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Coronavirus Córdoba El escultor cordobés

Belmonte esculpe su visión

angustiada sobre la pandemia

El autor recrea de forma libre al dios griego Pan en los dos últimos meses

Félix Ruiz CardadorCÓRDOBA Actualizado:27/05/2020 12:57h Guardar

 

Decía Albert Einstein que en los momentos de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento. Y talento imaginativo, tan característico de su obra más personal, es el que en esta crisis social y económica ha demostrado el escultor cordobés José Manuel Belmonte, que durante la cuarentena ha completado una nueva obra de su sede «Custodios», inspirada en la mitología clásica pero con interpretaciones muy libres y adaptada en este caso a una circunstancia histórica tan especial.

Titulada «Pan», alude esta escultura, que mide más de dos metros y está moldeada en resina acrílica policromada, al dios griego del mismo nombre, del que proviene la etimología de la palabra pandemia. Se trata del resultado de dos meses de intenso trabajo, primero en su casa y luego en su estudio, ya que durante las primeras semanas del estado de alarma el artista no pudo acudir a su lugar de trabajo habitual, situado en un polígono industrial de las afueras. En la escultura queda reflejada la angustia de estas semanas de encierro y de excepcionalidad y también una reflexión sincera, dura y sin contemplaciones sobre la muerte y sobre la fragilidad humana.

La representación humana tiene una mirada cruel y despiadada – ABC

Belmonte explica que la idea para este trabajo le surgió en los primeros días de confinamiento, cuando él vivía una situación de profundo contraste. El artista venía de protagonizar en las semanas previas junto al grupo Córdoba Contemporánea, del que forma parte, la exposición «Islas al mediodía», inaugurada en el mes de enero y que cerró sus puertas tres días antes de su fecha prevista de clausura por el coronavirus, aunque batiendo el récord histórico de visitas de esta céntrica sala en lo que se refiere a una exposición de arte contemporáneo.

«Venía de una especie de sueño por lo que esa muestra había supuesto para todos nosotros, ya que habíamos estado trabajando en ella desde hacía tiempo, y de repente nos encontramos con esta pesadilla inesperada y con las noticias constantes de fallecimientos, de esas familias que quedaban golpeadas por este drama y en las que he pensado mucho durante la realización de la escultura», explica el creador cordobés.

Una publicación periodística fue el lugar donde el escultor encontró el chispazo para que surgiese esta obra. Allí conoció el origen etimológico de la palabra pandemia, que andaba en todos los informativos desde el 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado la pandemia global por el Covid-19. Esta voz, explica el artista, procede de una expresión griega que aúna «pan» —todo—, «demos» —pueblo— y el sufijo «-ia», que hace alusión a la cualidad. La palabra «pandemia» apareció en francés y en español en la segunda mitad del siglo XVIII y el adjetivo «pandémico» comenzó a utilizarse para referirse a lo que afecta a toda la población.

«Durante el confinamiento me veía frustrado porque no podía hacer nada», asegura el artista

Estos datos históricos se cruzaron con las sensaciones encontradas que vivía el artista, que reconoce que estaba muy afectado por las cifras de fallecimientos y por la situación que se vivía en los centros sanitarios. «Yo me veía frustrado porque no podía hacer nada, pero siempre he pensado que los artistas somos biógrafos de nuestro tiempo, catalizadores de la realidad que nos toca vivir y que debemos trascender con nuestras obras», explica Belmonte.

De ahí nació esta figura que en la que Dios es un anciano «con una pose altiva y despiadada, con una mirada cruel y despreciativa». En su mano sujeta un cráneo, mientras camina sobre un lecho de muerte, un calvario lleno de huesos y cadáveres que se entremezclan con portadas de periódicos internacionales que hablan de la pandemia a nivel mundial. «En el pecho una luna nos lleva a las tinieblas, a la oscuridad, mientras que en la espalda aparece el sol, ambas alegorías del Cristo de Remedio de Ánimas que creo que son una metáfora universal sobre lo que hemos sufrido y sobre la esperanza que todos tenemos de volver a la luz», explica el artista. «Aunque dura por su temática, creo que también es real sobre lo que verdaderamente ha representado esta pandemia a nivel existencial», concluye Belmonte.